La Alhambra de Granada y el Pabellón de España en la expo de Sevilla: la luz y el reflejo
Continuando la comparación que habíamos iniciado con la Alhambra de Granada, en la que analizamos la relación formal y volumétrica entre ambas obras, encontramos también ciertos aspectos interesantes como el reflejo del agua y el tratamiento de la luz tanto en los espacios interiores como en el conjunto exterior.
Retomando el tema del reflejo en el agua, habíamos visto la importancia que tiene en la obra de Cano Lasso el lugar en el que se encuentra, junto a un gran lago, y la simetría que aparece del conjunto del edificio reflejado en él. Esta importancia del reflejo no aparece solamente en el exterior del edificio, si no también hacia el interior, en el gran patio de entrada a la zona del gran cubo, en el que aparece una lámina de agua delante de la fachada en el espacio de plaza. Esto puede tener relación directa con la conformación de espacios de la Alhambra, pues en el patio de Arrayanes aparece esta misma relación entre un gran estanque de agua en el que se refleja el torreón de Comares.
En cuanto al tema del tratamiento de la luz en los espacios interiores, encontramos una gran importancia en el contraste de la luz y la sombra, así como en el color de la luz en el espacio. En la imagen que aparece a continuación hemos tratado la luz en el interior del espacio generado en el cubo.
Como se puede apreciar, el tratamiento de la luz se hace de una forma neutra, de modo que mediante una gran luminosidad el espacio se vuelve homogéneo y se aprecia de forma clara el gran vacío que queda en el interior del cubo.
La imagen anterior sería la luz real en el espacio mediante unos pequeños focos, de modo que adquiere unos claros contrastes de luz y sombra que aportan una mayor riqueza, así como una relación más clara con los materiales de los paramentos que lo conforman como es el caso del techo, tratado con un material dorado en el que se refleja la luz adquiriendo un color característico. Esto mismo se puede ver también en cierto modo en los espacios interiores de la Alhambra, como es el caso del Salón de Comares, en el que aparecen pequeños focos de luz, en este caso natural, que aportan también contrastes de luz y sombra, en el que el techo también es tratado de forma diferente mediante celosía de madera, tamizando la luz y aportando un tono diferente al espacio.
En otros espacios, tanto de la Alhambra como del Pabellón de España, aparecen también estas relaciones de luz y sombra, en las que se juega también con la altura del espacio.
Por otro lado, la luz exterior adquiere también un carácter importante a tratar. A continuación se muestran una serie de imágenes en diferentes momentos del día para cada uno de los edificios, en el caso del Pabellón se ha hecho alguna aproximación: al amanecer, al mediodía, al atardecer y al anochecer.
Como se puede observar en las imágenes, la incidencia de la luz en el exterior sigue manteniendo en ambos ejemplos una relación directa con lo visto para los espacios interiores, esto es, la aparición de zonas con luz y zonas en sombra. Aquí es donde aparece el parecido entre las dos obras, pues como habíamos visto, en ambas aparece una relación formal mediante la generación de volúmenes que en este caso son los que aportan esos contrastes de luz. Por otro lado, tanto la luz natural en las horas de día como la artificial por la noche, en ambos ejemplos el color es un aspecto importante, ya que según el momento del día el entorno del lugar que rodea a cada edificio adquiere una tonalidad diferente, que en el caso de la Alhambra sería en la vegetación y en el Pabellón, el agua. En ambos casos, esa tonalidad se refleja también en los paramentos debido a la conformación de esos volúmenes regulares, de modo que el conjunto de cada uno queda contextualizado con su entorno.
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